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miércoles, 20 de marzo de 2019

Conversando con evangélicos sobre el Bautismo

Continúo con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un nuevo diálogo ficticio en donde reflexionamos sobre la necesidad del bautismo de niños, bautismo infantil, bautismo de bebes, o como se le prefiera llamar. Como de costumbre los argumentos los he recogido de conversaciones que he tenido de este tema a lo largo de los años. Los nombres de quien participan no son reales.


Marta: Ok, José, ahora estoy lista para que comparemos la Iglesia Católica y la Bautista con la Iglesia que Cristo instituyó. La que se concuerde con la Iglesia en organización y doctrina, ésta es la Iglesia que fundada por Él, y ésta es la Iglesia que tiene el derecho de administrar las ordenanzas, y quiero tomar como punto de partida la Iglesia de Jerusalén, notemos sus características y las comparamos con las características de los bautistas y los católicos.

José: Adelante, como antes le he comentado a mis amigos Miguel y Marcela, salvo los naturales desarrollos de la doctrina cristiana, la Iglesia Católica siempre será sustancialmente la misma.

Marta: Pues bien, una de las características de esta Iglesia verdadera es que era UNA CON EL ESPÍRITU SANTO. Dice la Biblia: “Y como se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; y de repente vino un estruendo del cielo y fueron todos llenos del Espíritu Santo…Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas” (Hechos 2, 1-4, 41).

La Iglesia de Jerusalén era una iglesia que dependía del Espíritu Santo para preparar personas para ser miembros de ella. Es lo mismo en una Iglesia Bautista. En una Iglesia Bautista debe haber una experiencia de religión en el corazón, a través de la obra del Espíritu Santo. En la Iglesia Católica los miembros son admitidos en su infancia y confirmados cuando han llegado a la edad de responsabilidad.

José: ¿Y tú crees que un niño no puede recibir el Espíritu Santo, ni ser admitido en la Iglesia hasta que no llega lo que llamas, “la edad de la responsabilidad”?

Marta: No, observa que la Biblia dice que primero creyeron, y luego recibieron el Espíritu Santo.

José: Pero si tu revisas otros pasajes de la misma Biblia verás que los niños si pueden recibir el Espíritu Santo. Esto estaba profetizado desde épocas antiguas: “Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en TODA CARNE. Vuestros HIJOS y vuestras HIJAS profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Jeremías 31,31-34), promesa que se cumplió precisamente el día de Pentecostés que mencionas.

¿Recuerdas como Juan el bautista, ya en el seno de su madre saltaba de júbilo al escuchar la voz de María y estar cerca su Señor? (Lucas 1,41), ¿No crees que estaba ya entonces ungido por el Espíritu Santo?. Recuerda además lo que Jesús le responde a los fariseos cuando ven que los niños le alaban: “Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí - les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que «De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza»?” (Mateo 21,15-16)

Y si un niño puede recibir el Espíritu Santo, no veo por qué negar que pueda recibir el bautismo. San Pedro dejó este principio meridianamente claro cuando afirmó: “¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos 10,47)

Marta: Pedro estaba hablando allí a adultos.

José: Si, pero la razón por la que no les puede negar el bautismo, es porque ellos también recibieron Espíritu Santo. Si los niños también pueden hacerlo, no veo razón para negárselo.

Marta: Es es que la Biblia es muy clara - y he aquí otra característica que permite identificar la verdadera Iglesia- en que la Iglesia está formada por SOLAMENTE CREYENTES y solamente ellos SON BAUTIZADOS[1]. Recuerda “Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados” (Hechos 2,41). No se registra aquí, ni en ningún otro lugar de la Biblia, dónde fuese el bautismo administrado a alguien que no fuese creyente. Felipe dijo al eunuco, “Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?” y él respondió “Si crees de todo corazón, bien puedes”. Jesús cuando ordena bautizar dice: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado” (Marcos 16,15-16). ¿Lo ves? creer y LUEGO bautizarse, lo que significa que primero tiene que recibir la enseñanza.

Y hay más textos bíblicos que confirman esta enseñanza, por ejemplo en Hechos 2,38 el apóstol Pedro dijo: “Pedro les dijo: «Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo»” ¿vez?, dice CONVIERTANSE, ¿Cómo se va a convertir un bebe si aún no tiene uso de razón?. Además, un bebe no se hace bautizar, sino que lo hacen bautizar que no es lo mismo.

Asimismo es con la Iglesia Bautista. La Iglesia Católica está constituida todavía por casi todos los que fueron bautizados en su infancia, para cuya práctica no hay base escritural.

José: Te diré mi opinión respecto a esos pasajes, pero antes me parece necesario que revisemos otros textos que también hablan del bautismo y que nos pueden dar una comprensión más amplia del contexto.

Marta: Adelante…

José: Vamos por ejemplo a Mateo 28,19-20 donde Jesús ordena a los apóstoles: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Observa que aquí se menciona un orden distinto, primero el bautismo, y LUEGO la enseñanza.

Marta: ¿Quieres decir que crees que la Biblia se contradice?

José: Claro que no, sino que esos textos hacen referencia a momentos distintos de la predicación. Los primeros explican como fue el comienzo del cristianismo, donde lógicamente se tenía que comenzar por los adultos.

Pongámonos en lugar de los apóstoles: imaginemos que llegamos a predicar a un pueblo pagano que nunca ha escuchado la buena nueva, ¿a quién predicamos? ¿a los adultos o a los niños?

Marta: A los adultos.

José: Y ¿Bautizarías a alguien que no cree? o mejor dicho ¿tú crees que un adulto que no cree y no sabe ni si quiera lo que es el bautismo se deje bautizar?

Marta: Por supuesto que no.

José: Ese es el caso de los primeros textos que mencionaste, la primera predicación dirigida a los adultos paganos, ¿y cuál es la condición para que un adulto sea bautizado?, que crea y que el mismo pida el bautismo, como lo hizo el etíope. Pero ahora viene la pregunta, ¿qué pasaba con los hijos de los adultos que creían y se bautizaban?

Marta: Lógicamente esperaban ellos también a creer para decidir ellos mismos si querían bautizarse.

José: Pero eso no es lo que dice la Biblia. Leamos: “Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús yTE SALVARÁS TU Y TU FAMILIA[2].» Y le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su familia. En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente RECIBIO EL BAUTISMO ÉL Y TODOS LOS SUYOS.” (Hechos 16,31-33). Crispo, el jefe de una sinagoga cuando se convierte se bautiza él y su familia: “Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; y otros muchos corintios al oír a Pablo creyeron y recibieron el bautismo.” (Hechos 18,8). También se menciona el caso de Lydia: “Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura, natural de la ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, nos escuchaba. El Señor le abrió el corazón para que se adhiriese a las palabras de Pablo. Cuando ELLA Y LOS DE SU FAMILIA RECIBIERON EL BAUTISMO” (Hechos 16,14-15)[3]. San Pablo recuerda además que bautizó a la familia de Estefanás (1 Corintios 1,16).

Cuando en Mateo 28,19-20 se habla primero de bautizar y luego de enseñar, se hace referencia ya de esta etapa de la predicación, donde familias enteras se han aceptado el evangelio. Allí habría que enseñar a los que naciendo en familias cristianas tendrían que formarse en la fe. Entendido así, ambos textos armonizan perfectamente.

Marta: Pero no puedes estar seguro de que en esas familias hubiese niños. Por el contrario, en esos textos se dice que escucharon primero la predicación y luego se bautizaron.

José: Como te he dicho, escucharon la predicación los adultos, pero cuando estos creyeron se bautizó toda la familia, incluyendo niños si los tenían. Los mismos pasajes que me diste al principio lo confirman si los examinamos con más detalle. Volvamos sobre Hechos 2,38-39: “Pedro les contestó: «Convertíos y QUE CADA UNO SE HAGA BAUTIZAR en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues LA PROMESA ES PARA VOSOTROS Y PARA VUESTROS HIJOS, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.»”. No pases por alto el detalle de que San Pedro así como manda bautizar aclara que la Promesa es para ELLOS y para SUS HIJOS.

Hay otros textos de los que se puede sacar la misma conclusión, allí tienes que San Pablo escribió: “Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, MAS AHORA SON SANTOS” (1 Corintios 7,14). ¿Te das cuenta?. cuando uno de los padres era creyente, ya sus hijos por esa fe eran considerados por el apóstol “santos”, un término que solo se usa en la Biblia para señalar miembros de la Iglesia, por lo que se entiende que habla de niños bautizados[4].

Marta: Espera un momento, volvamos a Hechos 2,38-39. Dice así: “Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, PARA REMISIÓN DE VUESTROS PECADOS; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues LA PROMESA ES PARA VOSOTROS Y PARA VUESTROS HIJOS.»”. Observa que allí la promesa de la que habla el apóstol, dice que se bauticen para el perdón de los pecados, ¿qué pecados puede tener un niño? Un niño no roba, no mata, ni siquiera tiene malos pensamientos. Yo entiendo entonces que esa promesa es para sus hijos, pero cuando ellos tengan pecados que le puedan ser perdonados, o lo que es lo mismo, cuando lleguen al uso de razón.

José: Creo que no estás distinguiendo. Es cierto que un niño no tiene pecados personales…

Marta: Ni personales ni ningún otro.

José: Me refiero al pecado original[5] que cometieron nuestros primeros padres y nosotros hemos contraído. Cuando el Rey David reconoce “He aquí, en maldad he sido formado, y EN PECADO ME CONCIBIÓ MI MADRE” (Salmo 51,5) está haciendo referencia a este pecado, así como también San Pablo cuando escribe: “así como por la desobediencia de un solo hombre, TODOS FUERON CONSTITUIDOS PECADORES, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” (Romanos 5,19). Pues bien, si todos, incluidos los niños, fueron concebidos en pecado y constituidos pecadores, también necesitan el bautismo para que se le perdonen los pecados.

Marta: Sigue sin convencerme. El hecho de bautizar un niño sin uso de razón, ¿no es violentar su libertad? ¿no es mejor esperar a que él mismo tenga edad de decidir si se quiere bautizar o no?

José: Recuerda, que es voluntad de Dios y parte del orden natural que ha instituido, que los padres decidan por sus hijos hasta que ellos tengan capacidad de hacerlo por sí mismos. Si tu hijo se enferma y no quiere ir al médico, ¿lo llevas o no?… O si no quiere ir a la escuela ¿qué haces?

Marta: Lo llevo por supuesto.

José: Y nadie dice que estás violentando su libertad. En la vida espiritual ocurre igual. ¿recuerdas como se pasaba a formar parte del pueblo de Dios antes de la era cristiana?

Marta: Por medio de la circuncisión.

José: Exacto. Fue Dios mismo quien la ordenó: “Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros. A LOS OCHO DIAS SERÁ CIRCUNCIDADO entre vosotros todo varón, de generación en generación” (Génesis 17,10-12). Observa que los niños eran circuncidados al octavo día de nacido, y nadie (incluyendo a Dios) parece haber pensado que se estaba violentando su libertad de elección.

Cuando Dios pacta con un pueblo, lo hace con todos incluyendo sus niños: “Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel… Todo el pueblo a una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh»” (Éxodo 19,5-6.18). ¿Te parece lógico pensar que la Nueva Alianza sea más limitada que la Antigua y que deje por fuera a los niños?. Los textos que anuncian la Nueva Alianza señalan más bien lo contrario: “He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y YO SERÉ SU DIOS Y ELLOS SERÁN MI PUEBLO. Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos me conocerán DEL MAS CHICO AL MÁS GRANDE - - oráculo de Yahveh - cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.” (Jeremías 31,31-34)

Marta: Es un argumento interesante. Pero de ser así, ¿por qué esta práctica no está confirmada en la historia desde los orígenes de la Iglesia? Porque tengo entendido que en los primeros siglos del cristianismo solo se bautizaron adultos y fue ya en siglos posteriores donde se comenzaron a bautizar niños.

José: Si investigar los testimonios de la Iglesia primitiva verás que eso no es cierto. En los escritos más antiguos de los primeros cristianos se encuentran evidencia de que esta ya bautizaba niños desde tiempos apostólicos. Orígenes, por ejemplo, que vivió en el siglo II escribió: “La Iglesia HA RECIBIDO DE LOS APÓSTOLES la costumbre de administrar el bautismo incluso a los niños. Pues aquellos a quienes fueron confiados los secretos de los misterios divinos sabían muy bien que todos llevan la mancha del pecado original, que debe ser lavado por el agua y el espíritu”[6]. También hay testimonios de San Ireneo de Lyon (siglo II), San Hipólito de Roma (siglo II), San Cipriano de Cartago (siglo III) y muchos otros[7].

Marta: ¿Cipriano de Cartago?. Había leído que fue precisamente Cipriano de Cartago quien se opuso al obispo de Roma por decía que era necesario rebautizar a los adultos, como lo hacemos los bautistas.

José: La disputa que tuvo San Cipriano con el Papa fue por una cuestión enteramente distinta. El si defendía la necesidad de bautizar niños inclusive antes del octavo día de nacido[8]. Lo que decía realmente es que quienes se bautizaban fuera de la Iglesia Católica, en una comunidad cismática o herética, no eran bautizados válidamente y tenían que volver a ser bautizados, pero su opinión personal en este asunto -que nada tenía que oponer al bautismo de niños- no prevaleció en la Iglesia.

Marta: ¿Pero y qué me dices de la forma de bautizar?, porque otra de las características de la Iglesia verdadera según la Biblia, es que bautizaba por inmersión, que es lo que significa la palabra bautismo, “sumergirse”, y no rociar unos chorritos de agua como lo hace la Iglesia Católica.

Es más, luego de nuestra última conversación, pude investigar un poco, y me encontré que incluso reconocidas obras de la Iglesia Católica reconocen que ellos han cambiado la forma de bautizar. Por ejemplo, James Gibbons, que era un cardenal católico romano, escribió un libro titulado The Faith of our Fathers (La Fe de Nuestros Padres), con aprobación eclesiástica lo siguiente: “Por varios siglos después del establecimiento del cristianismo EL BAUTISMO ERA USUALMENTE CONFERIDO POR INMERSIÓN. Pero desde la décima segunda centuria el bautismo por aspersión prevalece en la Iglesia Católica. El bautismo es el medio esencial establecido para lavar la mancha del pecado original, y la puerta por el cual somos admitidos en la iglesia. De aquí que el bautismo es esencial tanto para el infante como para el adulto. Los infantes no bautizados son excluidos del reino de los cielos. El bautismo nos hace herederos del cielo y co-herederos con Jesucristo”[9]

José: Allí el cardenal no está diciendo que la Iglesia cambió la forma de bautizar, sino que una era más usual que otra, lo que es natural dependiendo de las circunstancias. Pero vayamos por partes; es cierto que bautizar significa “sumergir”, pero si estudias el contexto verás que se refiere a sumergir en el Espíritu Santo, el agua es solo un símbolo.

El bautismo por inmersión puede simbolizar ciertamente muy bien lo que sucede con el cristiano en el bautismo, al ser sepultado con Cristo para resucitar a una vida nueva (Colosenses 2,12) pero no siempre es posible bautizar de esta manera y eso no puede ser un impedimento para recibirlo.

Un ejemplo lo encontramos en el libro de los hechos de los apóstoles, en donde se nos narra cuando en Jerusalén se bautizaron tres mil personas: “los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas” (Hechos 2,41). En Jerusalén no hay ningún rio y es difícil de creer que pudieron haberse sumergido en un pozo público de donde se sacaba el agua para tomar. El propio San Pablo fue bautizado en una casa y de pie: “Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.” (Hechos 22,16), lo mismo el carcelero que aceptó el evangelio y fue bautizado de noche (Hechos 16,33). Y a ver vamos, en la Biblia no se especifica ninguna forma específica de bautizar, solo que hay que hacerlo en nombre de la Santísima Trinidad. El escrito más antiguo de la Iglesia primitiva con información de las formas de bautizar es la Didaché, datado en el año 60 d.C. y reconoce como válido el bautismo por aspersión[10].

Marta: Me parece muy interesante lo que me has dicho y quiero tomarme el tiempo de verificarlo.

José: Por supuesto Marta, solo una última reflexión.

Recuerda que Jesús es quien nos ha pedido “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de Dios” (Lucas 18,16). Si por medio del bautismo nacemos a una vida nueva, nos unirnos al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, recibimos el perdón de los pecados y el Espíritu Santo, ¿negar el bautismo a nuestros niños, no es precisamente impedirles ir a Jesús?

Es para pensarlo…

Marta: De verdad que sí.




NOTAS

[1] El reformador protestante Juan Calvino rechaza este argumento de los anabaptistas en su obra Institución de la Religión Cristiana, IV, XVI:, 19. 7: “Los niños no pueden tener fe. ¿Cómo, dicen, puede ser esto, si, como asegura san Pablo, «la fe es por el oir» (Rom. 10, 17), y los niños son incapaces de discernir el bien del mal? Pero ellos no consideran que san Pablo habla aquí solamente de la manera ordinaria que usa el Señor para infundir la fe a los suyos; no que no pueda usar otra, como ciertamente lo hace con muchos, a los cuales, sin jamás hacerles oír la Palabra, los ha tocado interiormente para .llamarlos a su conocimiento. Y como les parece que esto repugna a la naturaleza de los niños, los cuales, como dice Moisés, «no saben lo bueno ni lo malo» (Dt. 1,39), les pregunto por qué quieren restringir la potencia de Dios, como si no supiese hacer con los niños lo que poco después hace perfectamente con ellos. Porque si la plenitud de la vida consiste en conocer perfectamente a Dios, como quiera que el Señor salva a algunos que mueren aún niños, es cierto que Dios se les ha manifestado enteramente. Y como ellos han de tener este perfecto conocimiento en la otra vida, ¿por qué no pueden tener mientras viven aquí un destello del mismo, principalmente cuando no decimos que Dios les quite esta ignorancia hasta que los saque de la prisión del cuerpo? No que yo quiera temerariamente afirmar que los niños tengan una fe cual la que nosotros tenemos; nuestra intención es solamente mostrar la temeridad y presunción de los que siguiendo su loca fantasía afirman y niegan cuanto se les antoja, sin tener en cuenta la razón para hacerlo así”.

[2] Muchas traducciones, tanto católicas como protestantes, traducen la palabra griega οῖ́κος como “casa” en vez de “familia", pero el sentido es el mismo: hacen referencia a la familia de la persona.

[3] Los reformadores protestantes también entendieron que los textos que hablan del bautismo de una persona y toda su casa, incluía naturalmente a los niños. La obra ya citada del reformador Juan Calvino escribe “[dicen los anabaptistas] Los apóstoles no bautizan a los niños. [responde Calvino] Después quieren probar todo esto por la práctica que se siguió en tiempo de los apóstoles, en el cual ninguno era bautizado antes de hacer profesión de su fe y su penitencia. Porque san Pedro, dicen, preguntado por los que se querían convertir al Señor, qué era lo que debían hacer, les responde que se arrepientan y que se bauticen para remisión de sus pecados (Hch. 2, 37-38). Asimismo, cuando el eunuco pregunta a Felipe si debía bautizarse, le responde: “Si crees de todo corazón, bien puedes” (Hch. 8, 37). De esto concluyen que el bautismo no está mandado más que a aquellos que tienen fe y penitencia; y que el que carece .de esto no debe ser bautizado.

Si esta razón vale, se ve por el primer texto alegado que solamente bastaría la penitencia, pues no se hace en él mención alguna de la fe; y, a su vez, por el segundo, que solamente bastaría la fe, pues no se exige la penitencia. Dirán que un texto y otro se completan, y hay que unirlos para poder entenderlos bien. Del mismo modo decimos nosotros también que para dar cohesión a todo hay que unir todos los demás pasajes que pueden ayudar a resolver esta dificultad, pues el verdadero sentido de la Escritura depende muchas veces del contexto.

Vemos, pues, que las personas que preguntan qué es lo que deben hacer para salvarse son personas que están ya en el uso de la razón. De éstos decimos que no deben ser bautizados sin que primeramente den testimonio de su fe y penitencia en cuanto se puede tener entre hombres. Mas los niños engendrados de padres cristianos no se han de contar en este número. Que esto sea así, y no una invención nuestra, se ve por los textos de la Escritura que confirman esta diferencia. Así vemos que si alguno antiguamente se hacía miembro del pueblo de Dios era preciso que antes de ser circuncidado fuese instruido en la Ley de Dios y en el pacto que se confirmaba con el sacramento de la circuncisión.” (Ibid., 23. 10°)

[4] San Pablo utilizaba la palabra “santos” a lo largo de todas sus cartas para referirse a los creyentes. Si tomamos solamente la carta a los efesios como muestra podremos ver que Pablo utiliza la palabra santos en este sentido por lo menos 9 veces: Efesios 1,1.15.18; 2,19; 3,5; 3,8; 4,12; 5,3; 6,18; Lo mismo hace San Lucas en el libro de los Hechos: 3,21; 9,13.32.41; 26,10; Al igual que estos, los demás libros del Nuevo Testamento.

[5] La doctrina del pecado original no es uniforme dentro del protestantismo. Los reformadores Lutero y Calvino aceptaron y defendieron esta doctrina (consulte por ejemplo: Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana, Libro II, Capítulo 1), pero entre las denominaciones que rechazan el bautismo de niños se pueden encontrar algunas que niegan el pecado original. En el caso de los bautistas, la mayoría parece aceptarla.

[6] Orígenes, In Rom. Com. 5,9: EH 249
Johannes Quasten, Patrología I, Biblioteca de Autores Cristianos 206, Quinta Edición, Madrid 1995, pág. 395

[7] Para obtener una referencia más completa de estos textos patrísticos puede consultar mi libroCompendio de Apologética Católica.

[8] San Cipriano defiende el bautismo de niños de manera tajante ante quienes querían esperar hasta el octavo día de nacido haciendo un paralelo con la circuncisión: 
“Pero en relación con el caso de los niños, en el cual dices que no deben ser bautizados en el segundo o tercer día después de su nacimiento, y que la antigua ley de la circuncisión debe considerarse, por lo cual piensas que alguien que acaba de nacer debe no ser bautizado y santificado dentro de los ocho días, TODOS NOSOTROS PENSAMOS DE MANERA MUY DIFERENTE en nuestro Concilio. Porque en este curso que pensabas tomar, nadie está de acuerdo, sino que todos juzgamos que la misericordia y gracia de Dios no debe ser negada a ningún nacido de hombre…

Por otra parte, la fe en la Escritura divina nos declara que todos, ya sean niños o mayores, tenemos la misma igualdad en los divinos dones…

Razón por la cual creemos que nadie debe ser impedido de obtener la gracia de la ley, por la ley en la que fue ordenado, y que la circuncisión espiritual no debe ser obstaculizada por la circuncisión carnal, sino que absolutamente todos los hombres tiene que ser admitidos a la gracia de Cristo, ya que también Pedro en los Hechos de los Apóstoles, habla y dice: «El Señor me ha dicho que yo no debería llamar a ningún hombre común o inmundo.» Pero si nada podría obstaculizar la obtención de la gracia a los hombres, y el más atroz de los pecados y no puede poner obstáculos a los que son mayores. Pero si hasta a los más grandes pecadores, y los que habían pecado en contra de Dios, cuando creen, se les concede la remisión de los pecados y nadie se ve impedido del bautismo y de la gracia, ¿CUÁNTO MÁS DEBERÍAMOS OBSTACULIZAR UN BEBE?, ¿que, siendo recién nacido, no ha pecado, salvo en que, habiendo nacido de la carne de Adán, ha contraído el contagio de la muerte antigua en su nacimiento? …

Y por lo tanto, querido hermano, esta era nuestra opinión en el Concilio, que por nosotros, nadie debe impedirse el bautismo y la gracia de Dios, que es misericordioso y amable y cariñoso para con todos. Que, puesto que es lo observado y mantenido respecto a todos, nos parece que debe respetarse aún más en el caso de los lactantes…”

Cipriano de Cartago, A Fido sobre el bautismo de infantes, Carta 58
Early Church Fathers, http://www.ccel.org/print/schaff/anf05/iv.iv.lviii
New Advent Encyclopedia, http://www.newadvent.org/fathers/050658.htm

[9] Esta cita del cardenal Gibbons la utiliza el pastor bautista M.L. Moser, Jr en su libro El bautismo extraño para intentar demostrar que la Iglesia cambió la forma de bautizar de inmersión a aspersión, pero aún fuera de contexto falla, porque se lee que lo que afirma es que dicho bautismo era usualmente conferido por inmersión, más no era la única manera. El Cardenal incluso lo aclara más adelante en la misma cita que el pastor no reproduce completa y que dice: “Para probar que el bautismo por infusión o por aspersión es tan legítimo como por inmersión, sólo es necesario observar que, a pesar de la inmersión fue la práctica más común en la Iglesia primitiva, el sacramento fue administrado también con frecuencia, incluso por infusión y aspersión”. (James Cardinal Gibbons, The Faith of Our Fathers, Capítulo 19)

[10] “Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fria, hazlo con caliente. SI NO TUVIESES NI UNA NI OTRA, DERRAMA AGUA SOBRE LA CABEZA TRES VECES en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Didaché VII, traducción de Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos, BAC 65, Madrid 1985, p. 84



Tomado de Apologeticacatolica.org

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